La indígena hembra de la etnia Sanema contrae matrimonio al nacer, nos comenta el profesor Víctor Mendoza (Búcaro), nativo de Tumeremo y de por vida internado en las cabeceras del Alto Caura donde mora la etnia en ancestral conflicto con los Yecuana que tratan de someterla.
El docente es autor de varias obras literarias escritas sobre los Sanema, entre ellas, un diccionario bilingüe editado por la Universidad de Carabobo y un poemario igualmente bilingüe editado por el “perro y la rana”.
Siempre que viene a Ciudad Bolívar, Mendoza nos visita y entera de lo que por allá ocurre y en el curso de la conversación sale a relucir algún aspecto de la cultura de aquel pueblo apenas en contacto con el mundo urbano a través de las aguas hoy amenazadas por el mercurio de la avaricia dorada.
Nos sorprende en la conversación el tema del matrimonio en la familia Sanema el cual se da curiosamente al nacer el bebé si es hembra, no importa la edad de quien la pida. Para el Sanema la edad no cuenta sino el amor que el hombre esté en capacidad de prodigar a la hembra desde que nace.
El problema no radica en que el hombre sea joven, maduro o anciano y la hembra sea una recién nacida o exista en el vientre de su madre, sino en la obediencia, respeto a los padres y obligaciones que el hombre debe asumir desde el mismo momento que le sea entregada la niña.
El hombre prácticamente se convierte en “un muchacho de hacer mandados” Debe hacer todo cuanto los suegros le ordenan sin responder ni alzar la vista. El respeto por los suegros es grande y sagrado y de absoluto acatamiento lo que le pidan.
Para los hombres suele ser difícil encontrar una mujer adulta y soltera. En una sociedad Sanema muchas veces desde antes de nacer ya están encargadas. El indígena soltero le pide a su madre que hable con la mujer que está embarazada y le diga que si es niña la quiere para casarse con ella, luego que la niña nace él se la asume para criarla, pero si él muere antes que ella y llega a los ocho años sin esposo, presiona a los padres porque no quiere vivir sola. Entonces los padres comienzan a buscarle candidato. Este debe reunir ciertas cualidades: cazador, muy activo y si es líder mejor. Luego que los padres escogen un candidato ya el hombre sabe su responsabilidad y la mamá de la niña descuelga el chinchorro donde la niña duerme y cuelga el del yerno porque ya la niña pasa a dormir con él. Cuando se casan con la niña no es para tener sexo.
Una vez que la niña entra a la pubertad, le practican un rito sagrado durante 5 días. El primero entra en ayuna, sólo agua de casabe; el segundo, aprende a tejer chinchorro; el tercero, aprende a hacer casabe; cuarto, a hilar el algodón y al 5to día se baña. Al día siguiente la vuelven a bañar, le cortan el cabello, la pintan, le ponen sus collares y la tanga, le dan de beber yucuta hasta vomitar. Tiene que vomitar para que quede limpia y una vez declarada limpia llaman al esposo, le ofrecen una bebida espiritosa mientras a ella la afeitan y visten, entonces los padres le dicen a la niña: “Vaya, hija, haga feliz a su esposo y sea feliz usted también”. Ella va y se acuesta en él chinchorro, no para hacer el amor, no, porque la casa es muy transitada. Para hacerlo tienen que ir a un rio, una playa, a un resguardo en el conuco o bajo la sombra augusta de un árbol en la montaña
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