martes, 22 de junio de 2021
LA LOCURA
Ella estaba de pie. El lado derecho de su cabeza
permanecía recostado del marco de la puerta, haciendo que los cabellos del lado izquierdo le cubrieran parte del rostro.
Sostenía en su mano izquierda la sandalia del pie derecho. Ella estaba parada en la entrada de la cocina. Dirigía la mirada al salón como un extremo de su vestido lo hacía hacia su pie desnudo.
Ella había estado sentada, mirando de frente hacia la pared, con un brazo extendido sobre el espaldar del sofá y el otro cayendo descuidado sobre su falda.
Miraba la pared de la misma manera como su brazo se extendía sobre el sofá.
Ella se había levantado y caminado hacia la cocina con el mismo desgano del brazo que caía sobre su falda.
Ahora estaba de pie. con la cabeza apoyada del marco de la puerta. (Variaciones desde el sillón 2 / Riolama Fernández)
Ella mordía. Saboreaba el último pedazo de la sandalia de su pie izquierdo.
LA DEPRESIÓN
Ella estaba sentada. Miraba de lado con una pierna flexionada sobre el sofá, y la otra, cayendo descuidada en un pie doblado sobre el piso. Miraba con lentitud y sin asombro. Miraba los hilos, saliendo de la pantalla, apoderarse de la habitación. Miraba a través de los cabellos que le cubrían parte del rostro. Miraba con el mismo desinterés conque su pie derecho estaba puesto sobre el piso. Miraba la taza con el café intacto, ya sin humo. Miraba los hilos a través de sus cabellos, dueños del café y de la sandalia que había salido de su pie. Miraba las sandalias, y el café con el mismo descuido de los cabellos cayéndole sobre el rostro. Miraba en la pantalla un salón sin hilos, un sofá sin piernas y una sandalia sin pie. Miraba las hebras que caían desamparadas ante sus ojos. Ella miraba el descosido del sofá, un hilo largo, suelto, con un extremo doblado y otro rodando por el piso. (Variaciones desde el sillón / Riolama Fernández)
viernes, 18 de junio de 2021
VARIACIONES DESDE EL SILLÓN
Narrar es buscar el error y la hendija: desbrozar lo que subyace en la realidad insuperable; celebrar la aparición de las grietas y limpiar los pequeños pasajes de las sombras; podar -incluso- las señales en su desmesura para aclimatar lo que se resiste a ser sólo verbalidad.
Todo esto, como a la caza de las grietas en una pared blanca, lo expresa Riotlama Fernández en esta su primera colección publicada de aventuras narrativas.
Porque son aventuras también lo que sus personajes experimentan: desde la soledad lejana a las miradas del prójimo hasta paisajes de espejos dentro de cuatro paredes humanas, desde el vaciMfcito que roza a la crispación hasta la elasticidad que emana de la virtud y la insuficiencia.
Y “desde el sillón”, Riolama Fernández afína su oído, que a sil-vez és ojo capaz de filtrar el exterior a voluntad, para así-vivir con los ecos traducidos de un mundo que se alterna entre ser muelle, parásito o árbol; ojo y oído capaces de ampliar los pulmones fuera de la esclavitud de lo exterior y lo inmediato en la ambición del texto por la claridad de una habitación vacía, de un estruendo mínimo, de una conversación en una esquina del silencio.
(Texto de la contraportada del libro “Variaciones desde el Sillón” de Riolama Fernández, publicado por la Editorial Predios)
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