“VENTANA AL SOL”
Iris Aristeguieta, nombre que se remonta a un pasado culturalmente denso, de severa religiosidad,
está aquí de vuelta con nosotros, retornando
de la aventura más allá del Río, y nos ha traído con la serenidad que
insufla el tiempo y la fructificación, este
tercer libro de las vivencias más profundas de su ser ontológico.
Libro afiliado a la poesía como su pintura, que busca en el encuentro
con cada amanecer la pasión de la luz
que se cuela por los intersticios del alma de una sociedad impredecible.
Es el tercer libro de un largo camino que ya cuenta decenios, camino de
polvo o lluvia que ha soportado grandes
tributos y resistido enrevesados y atronadores raudales. En el que se decanta el tiempo de la mujer que ha querido
vivir muchas veces de rodillas en los altares invocando lo que está más allá
del ingenio filosófico y otras veces de pie
como profana de los atrios donde se duda antes de intentar penetrar los
insoldables misterios de Dios.
Es el tercer libro de la mujer que invoca la luz en la torre más alta y sólo acepta la absurdidad
si ésta contiene respuestas luminosas. Mujer tal vez con alguna penumbra en su
existencia que la ata en medio de sus ansias
por una libertad más pura y sin fronteras.
Y hay en ese libro un hijo que debe resumir todos sus hijos o los
hijos de la humanidad entera
porque cuando falta es como si el mundo
quedara desolado y nunca los desampara
y con ellos cabalga sobre el potro del amor
y también sobre el potro de la ira cuando los caminos son polvorientos
y conducen a una bucólica opulencia que
agoniza entre engaños y escombros. Entonces emergen como panes sembrados en la tierra los niños macilentos que le suscitan la pregunta sin respuesta,
donde está Dios o los guerreros o los caballos que atraviesan sin freno
las montañas.
La tiza del alba raya su corazón de enfermera que como la bella y hermosa Florence Nightitigale pretende impotente sanar las heridas de la guerra, o de esa otra guerra sin sal ni azufre que es el hambre de "los reyes del polvo
y de la lluvia, de la acera solitaria o del periódico en la mano".
El amor está allí indudablemente en una de sus
variadas maneras porque también nos lo hace ver en forma de chubasco azotándola
en el balcón hasta el rechazo,
amor que también
puede eternizarse hasta el punto de obligarla a volver de rodillas tiempo después de su muerte. Hay un amor encendido en muchos de sus versos, un amor
tal vez de hoguera o como canta Neruda, "de espadas y espinas abriendo en
su corazón un camino quemante".
En fin, la poesía de Iris es una poesía que ha madurado su sencillez sin perder la serenidad
y el vigor del paisaje que le sirve de contexto vivencial.
Américo Fernández
Prólogo-1990
Poesías
Guayana es un nombre
mágico, evoca leyendas ricas y dramáticas. Sugiere en la mente de
los viajeros mil planes para realizar. A la
par del frenesí económico e industrial, se
prepara para el movimiento cultural y social y la conjunción total de estos valores
nos dará la imagen anhelada.
Y así como los
proyectos de industrialización andan de boca en boca,
así también un nombre .de poeta joven corre en los círculos artísticos del
Estado y la Nación. En nuestras manos
poemas de Iris Elena Aristeguieta
nos llevan de nuevo a una misión casi olvidada: el comentario estético. Vamos a referirnos al mundo poético de Iris Elena, poesía en donde las
imágenes son sacadas del mundo que les rodea y su primer acierto:
"pero aquí sobre este río jinetean las míseras barcas que
ostentan en su velamen cicatrices mal cosidas". El
Orinoco será en todo momento su más
fuerte estímulo. Ella nació y siguió contemplando en las largas tardes
crepusculares, cómo las atarrayas rasgaban el aire en busca de
quietudes finita y por eso dice: "mis manos abstraídas lancen redes a las horas que circundan".
Esto en cuanto al
mundo sensorial de la poesía de Iris Elena, que la
coloca dentro de una tendencia nacionalista. Pero no
se queda allí esta poesía. El mundo emotivo de Iris oscila entre una suave
intimidad y ansia universalista. Ese
intimismo poético la lleva a expresiones
como: "me está durmiendo el recuerdo en las cuencas de mis ojos y tú en l paisaje a creyón.
Mujer de su tiempo se angustia ante la
posibilidad de una destrucción total y con
voz de dulce protesta exclama: "no hay tiempo para los
sueños ni tiempo para
los goces", su sensibilidad social irrumpe contra "las dudas" y "los engaños",
contra "las noches en ruinas" y "los escombros de voz" y
por eso dice que ni ella ni nadie "puede amar el silencio que carcome
Las entrañas".
Hay también todo un mundo de emociones amorosas en toda la poesía de Iris Elena; ella sigue vertiginosamente el camino de las grandes poetisas
del Sur. El mundo amoroso de Iris va desde "el manojo de besos que la circundan" hasta las más
fuertes pasiones, como: "El insomnio del amado en sus ojos para que con su vigilia salvaje atraviese sus puntas”-
Su poesía en veces recuerda la lírica griega pasional en otras parece
el arpa nacional que gime y palpita cuando
los dedos del amado pulsan su universo genial e inigualable.
Profesor José Simón Escalona
Ciudad Bolívar 1959Poesías